VIDAKAOS

Hey, malvada Lucrecia Borgia,

Tus comentarios envenenados sobre mis desgracias no causan el efecto deseado: me reafirmo en mi postura. Hoy te voy a demostrar que me sé masturbar también culinariamente. Voy a proporcionarme a mí mismo una cazuela de albóndigas para cenar, de manera que quede tácita mi brutal y genial autosuficiencia. Con respecto a lo de las tetas he de informarte sobre un estudio que he llevado a cabo a lo largo de este pasado mes de "vacaciones" (los muy cabrones me ponen en la puta calle para luego recibirme de nuevo con los brazos abiertos cada cinco meses, igualito que todas mis novias). Cuatro afortunadas han caído en mis garras en mis periplos playeros y no playeros. Resultados: de cuatro, tres no alcanzaron un nivel equiparable al de mis añoradas tetas, y tan sólo una de ellas, diosa de cuello nefertítico, estaba a la altura, pero de una forma distinta. He de comunicar, además, que las citadas par de extraviadas ya no existen. Explicación: ayer me tomé una cerveza con su dueña legítima y me comuniqué con el cerebro que las portaba. Se ha puesto algo superlativa en cuanto al volumen en general, y en particular en cuanto al tonelaje gemelo pectoral. Virtualmente, y mientras la lechuga no pase a formar parte de su menú, han dejado de existir aquellas que perdí, y me llena de tristeza ser consciente de que, por el momento, son irrecuperables. De todos modos no pierdo la esperanza de encontrar algo igual, o incluso mejor, en el futuro. Las actuales circunstancias no son muy alagüeñas, de todos modos. Recibí recientemente la noticia de que, a causa de mi novela, toda la facultad de filología considera que tengo problemas mentales, por lo que mi actividad rapaz por esa zona ha quedado algo entorpecida. Por otro lado, como me he entregado con pasión en los últimos meses a protagonizar performances de hediondez alcohólica por los lugares que frecuento, mi fama de reptil (literalmente, es decir, que repto por los suelos agarrandome a los tobillos de las pobres incautas)me obstaculiza seriamente la continuación del estudio citado arriba. Conocí en la playa a un tipo de Barna que compartió piso con Rosana (put on the red light...), casualidades de la vida, y no llevaba más de dos horas conmigo en Sevilla cuando un cabrón anónimo le advirtió, mientras yo meaba, de que yo era un "borracho, aunque muy buena gente, que se queda dormido en cualquier sitio y que carece de escrúpulos en cuanto a perseguir a las chicas". Me llena de emoción que se reconozcan mis esfuerzos de una manera tan emotiva. Me alegro de que hayas vuelto a fumar, Lur, pues es una actividad que se presta a la contemplación vaporosa de la propia vagancia. Por cierto, tengo trabajo y no me he cortado el pelo. Necesito follar como el agua. Cuando pueda me acerco a Barna, os lo prometo, aunque visto el comentario anterior no sé si seré bien recibido. De todos modos estoy acostumbrado a parasitar en contra de la voluntad de mis anfitriones.

Un beso, y tetas mil.

Sumidero de Estiercol & co.